Pinochos del mundo ¡ABSTENEOS! (Y II)
He llegado a la conclusión de que los mentirosos tienen un problema a largo plazo. El “mentido” se lleva el dolor, pero los cómplices de las mentiras del trolero se llevan la impresión de que si mintieron a personas tan supuestamente importantes en su vida, están preparados para mentir a cualquiera. Para entonces son ya profesionales de la falsedad.
Lo que no comprendo muy bien es como incluso a sabiendas de eso, hay cómplices que se creen inmunes a las falacias del mentiroso. Es más, llegado el momento de catalizar de cómplices en “mentidos” (que llega, ¡¡ya lo creo que llega!!) lloran con desconsuelo su “mala suerte”. Para entonces es posible que ya solo les quede una salida: mentir, mentir y mentir.
A mi me parece que lejos de mala suerte, estos cómplices (en la peor acepción de la palabra, claro está) tienen un destino trabajado con empeño y esfuerzo, día a día, en su quehacer de encubridores y acaso beneficiarios. Tampoco me interesan éstos. Son gente con un extraño concepto de la socialización: vivo con los demás porque tienen algo para mi; si soy yo quien tiene que aportarles algo mejor busco otros barrios, otros mentirosos de los que ser parásito.
Los cómplices, en la mayor parte de los casos, tampoco tienen ningún reparo en ocultarles a sus seres importantes las mentiras que ocultan. Puede que sea el paso previo para ser un falso, o al menos una manera de llegar a serlo.
Cómplices y troleros cuentan, sin embargo, con la benevolencia de la sociedad. EL resto de la gente (¿la gente de bien?) suelen encontrar una justificación para tanta hipocresía descontrolada: “no sabía lo que hacía”, “ lo hacía sin maldad” (ja, ja, ja, ja), “no quería hacer daño” (ja, ja, ja, ja, ja), “todos nos equivocamos alguna vez y merecemos una oportunidad” (lo cual es cierto, cuando el arrepentimiento es sincero -y sea creible viniendo de quien viene-). Me alegro por ellos. Es su baza para no quedarse solos.
Debiera existir, abundando en mi teoría, un Zorro o un Curro Jiménez de los mentidos cuyo trabajo consistiese en desenmascarar a los falsos y a sus cómplices. Abogaría por evitarles la humillación de hacerlo público (entre otras cosas porque así evitaríamos un doble sufrimiento a los “mentidos”), pero si de verdad dejásemos que los afectados aplicaran su pena mucho me temo, que recibirían una burla no cotejable con la que ellos infringieron.
Quien sabe. Termino aquí mi leve tratado sobre los ejecutores de la mentira y la mentira en si misma, creyendo que llegado el consenso sobre qué hacer con un mentiroso descubierto, embarullaría todo de tal modo que podría parecer que no les quedaba otro remedio que mentir.
Que los dioses nos protejan de los falsos. Que se abstengan de llegar a mi vida. Conmigo tiene la batalla perdida, aunque consigan engañarme.
3 comentarios
manzana -
Nacho -
Casi se te quiebra la cintura con esta finta.
Haces bien. Cada cual se siente interesado por lo que le parece.
El lenguaje ha sido muy sencillo y claro
De todos modos me he acostumbrado a la falta de implicación , cuando reflexionar se trata.
Preparo un nuevo escrito
lucas -