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UN PEZ ENREDADO

Conde de Urgel, hab 312 (III)

¿Lo ves cariño? Tampoco ahora quiero separarme de ti; tampoco ahora quiero rendirme. Te necesito, aunque no lo creas. No lo requiero menos que el aire que me falta. Si percibiese que ya no quieres estar ahí dejaría que mis manos me acabasen, y sin embargo lo que deseo, con toda la rabia de que soy capaz, es que tus labios me insuflen de nuevo su vida y derramar en ti esta fuente de luz que me devuelve el corazón si te imagino desnuda en mi cama.

¿Qué es este zarandeo? No coordino ninguna idea aunque escucho muy lejano un murmullo de voces entrelazadas y veo sombras que se mueven con rapidez nerviosa. El aire quiere inundarme y siento ganas de toser....


No puedo negarme lo que siento por más que los teóricos del amor se esfuercen en demostrar que soy un enfermo por sentirme celoso. Hace tiempo que cada minuto sin ti es una losa de incertidumbre y cada reencuentro una nueva oportunidad. No sé muy bien para qué. O sí lo sé. Claro que lo sé.


1 comentario

Kiko -

Muy bien compañero.
es siempre muy interesante ver hasta donde nos puede llevar la sensacion del limite. Descubrirnos en ese espacio como un filo de cuchillo y que alli tambien hay vida, que alli tambien podemos vivir.
Y es en el camino, unos de ida otros de vuelta, donde encontramos nuestras debilidades, nuestras fortalezas. Y que importa superar el limite si en el camino hemos descubrierto como somos para vivir en paz en nuestro, cada uno el suyo, espacio. Saber que el miedo a mostrarnos como somos no va con nosotros y que a su vez nos hace mas fuertes.