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UN PEZ ENREDADO

Nubes de Azúcar

Nubes de Azúcar

   Utopía tuvo un parto difícil.

Vino al mundo para enseñarnos la alegría de vivir. Así lo hizo.

    Escuche por primera vez sus llantos al volver a casa. Una noche en que el cielo se había dignado a sofocar este calor primaveral.Recordare la calle, un pavimento irregular y unas aceras redondas de tanto uso. Todo era silencio, oscuridad, solo en un piso una luz y unos llantos. Me detuve, los oí y sentí la alegría de un niño, como quien vuelve a nacer.

    Años más tarde la conocí. Era hermosa, por Dios que lo era. Su cuerpo exuberante, unos pechos erectos, una cintura que desafiaba todas las leyes de lo humano, una melena ondulante que cubría su espalda de forma insinuante, caían por delante y por detrás formando un bello alo, una bella arma de seducción. Sin duda lo que más me impresiono fueron sus ojos, de azul tan claro que parecían transparentes.

 Al cabo de los años comprendí que esa era su única protección de un mundo en el que nunca quiso existir.

  Tendría por aquel entonces unos veinte años, en la flor de la vida, dirían algunos aunque ella nunca se sintió viva.

    Estaba en la barra de untar tomando una copa cuando se acercó y me pidió que la invitara. Le tuve que hacer una seña al camarero para indicarle que pagaba yo.

   Me pidió que por favor la llevara lejos de allí, que fuéramos a echar un polvo en cualquier lugar, que no le importaba. Da igual, me dijo, todos quieren lo mismo, lo único.

   La verdad no me desagrado la idea. Subimos al coche y nos pusimos en marcha, deambulando por la ciudad, sin rumbo. Entonces fue cuando decidí ir a cenar y luego al parque de atracciones, fue por el miedo de hacer el ridículo en la cama. No me arrepiento lo mas mínimo.

   Nos pasamos la noche subiendo a las atracciones y comiendo nubes de azúcar, entre muchas risas. Hoy todavía recuerdo su cara, sus gestos. Eran como el de una niña descubriendo el mundo por primera vez.

  Llegamos a casa y serví unas copas. Estábamos tan cansados que nos dormimos en el sofá, con las copas por acabar.

 “Gracias por todo, hoy he sido feliz, no pienses mas en mi”  decía la nota que encontré junto las copas vacías. Como quieres que no piense en ti me repetía cada noche y me torturaba cada día.

  Me mataba un poco mas cada noche entre luces de colores y copas de whisky, buscándola por todos los antros de la ciudad. Cada mañana me iba a dormir borracho y solo. Así pasaban los meses.

  Olvide de cuidarme, cada día me parecía mas a un transeúnte, en mi cabeza solo tenia una fijación, ella.  La gente hablaba mal de mi y los que no lo hablaban me echaban a golpes de los bares.    

     Un día la encontré, mejor dicho ella dio conmigo, estaba tan borracho que no la conocí, solo se que me pareció ver un ángel con una mirada tan clara, tan dulce. Me llevo a mi casa y se quedo en ella recogiendo toda la porquería, barriendo y rompiendo las botellas que tenia.

  No se de donde la sacó pero me trajo una nube de azúcar y la puso en un jarrón encima de la mesa.

   Me desperté y no daba crédito a lo que veía, busqué desesperadamente un poco de whisky para verlo todo mas claro.

   Se sentó delante de mí y se puso a hablar.

-       Mi padre me explico que madre murió al nacer yo, que decidieron ponerme Utopía por lo que para ellos significaba, un sueño hecho realidad. Él murió en un atraco por darme de comer. Yo tendría unos seis años.Desde entonces viví de orfanatos y en la calle, ganándome la vida haciendo de puta. Siempre cumpliendo los sueños de gente sin alma, me proponían castillos y acababa comiendo de los cubos de basura. Recurrían a mí durante un tiempo y luego me desechaban.Ahora conoces mi vida, si piensas que la tuya es una mierda, dímelo.

Has estado mucho tiempo buscándome, ahora estoy aquí, ¿Qué piensas hacer ahora?  Le di el dinero que tenia y le pedí que fuera a comprar algo de desayunar. Lo vomité todo, joder si tenia razón, tenía mucha mierda dentro. Ella fue muy paciente.

  Durante todo el invierno estuvo cuidándome, empecé otra vez a montar todas las piezas desencajadas, a su lado.

  Me trató como un rey. Me devolvió las ganas de vivir.

  En esos días conocí la felicidad, era un sueño hecho realidad. Todo gracias a ella. Una noche me pidió que nos vistiéramos de gala, fuimos a cenar y luego al mismo parque de atracciones, nos engullimos una nube de azúcar y regresamos a casa. No me lo creía pero ella seguía disfrutando como si nunca hubiese estado en unas atracciones. Me pidió que hiciéramos el amor. Por Dios aquella noche toque el cielo, la promesa del paraíso prometido. 

 Y se fue.

A la mañana siguiente, una nota.

 “No puedo ser de nadie, yo también tengo mis sueños. No me busques.”

 Como me podía haber pasado lo mismo dos veces, que pasa es que soy imbécil!Si me preguntas si ahora soy feliz te diré que si, mi mujer conoce la existencia de Utopía y sabe que nunca la amare como la quise a ella y lo acepta.

 Y usted me pregunta sise donde esta ella, que la esta buscando.Ella nunca se fue de mi lado, ahora vive en mí.  

   Solo puedo decirle una cosa. Que si se empeña será ella quien le encontrara pero estate preparado para reír y llorar.

Porque ella te dará las mas inmensas alegrías y te romperá el corazón.

Y si la encuentra dile que no la he podido olvidar y que ahora se donde encontrarla.

2 comentarios

Nacho -

Me gusta saber que la utopía no forma parte de los deseos de un personaje de ficción como Peter Pan, sino que aterriza en la vida de un ser de carne y hueso y le acompaña de una forma tan irreal por su devenir.

Encantado colega. Leerte me recuerda a mi mismo en algún lugar de mi interior. Me gusta tu mezcla de bucolismo y realismo sin paliativos. Es un "desnudo" muy valiente en mi opinión.

Pecesita -

Cuando te leo certifico una vez mas que el paso del tiempo no hace que el ser humano deje de soñar.No hace falta una gran técnica literaria para entusiasmar al lector...Sigue así