El reloj
Tengo un reloj de acero, la verdad es que no es un reloj hermoso, pero lo fué, lleva en mi muñeca muchos años...no me aventuro a precisarlos, esta rozado, machacado por el uso, desgastado, y ahora su cristal aparece empañado por dentro (hace un año me pusieron cristal nuevo, limpieza y sello de hermeticidad, todo casi por el precio del reloj entero). En su cierre, aun se pueden leer las letras que hice grabar a un joyero: OMNES VULNERANT POSTUM NECAT.
Avanzamos inequivocamente hacia el fin, más deprisa, más despacio, evitando o buscando atajos, pero la flaca, al final, estara sentada en su trono de Samarcanda para cuando más lejos creamos estar de ella. No le temo, pero la respeto, creo que el día que sienta en mi hombro su mano fría , sabré que hacer.
No, no penseis que estoy deprimido, al contrario, estoy muy animado, pero es que se me ha parado el reloj, y pensé que era una señal, dos golpes contra el escritorio despues, ni señal ni nada, solo se había atascado, le he dado despacio, porque todos los golpes marcan, pero el último te rompe en dos.
6 comentarios
lanobil -
Me encantó tu relato. Un saludo y espero que puedas visitarme.
Nacho -
lucas -
Áncora -
Un abrazo, bichooo
lucas -
Fer -