Explosiones y cereales
Me apasiona el cine como si viviera de ello. Mi media de ver películas creo que es de una cada dos días, aproximadamente, aunque reconozco que soy más aficionado a los clasicos que a muchos de los metrajes actuales, más interesados por la imagen que dan los efectos especiales, que por la interpretación de los actores. Comprendo el derroche de medios informáticos en peliculas que necesitan crear mundos artificiales cuya facturación no sería posible sin recurrir a los pixel y demás trucos visuales, pero hay otras que se pasan a base de querer lograr una ostentación que supera la calidad del guión y la capacidad de emocionar de los actores, que inflan los minutos de duración a costa de introducir explosiones, coches volando o catastrofistas desgracias mecánicas o meteorológicas. Luego están las películas de terror, en cuya lista estan a la cabeza las orientales, con mi amigo el casper de camisón y pelo humedo derramandose sobre una cara pálida y ojerosa, cintas que los americanos corren a adaptar a su estilo, con peor exito, porque una película, sacada de otra, nunca puede ser buena.
La financiación del cine, a parte de los productores, va a cargo de conocidas marcas de todo, desde carisimos coches equipados con los más imprescindibles gadget, pasando por teléfonos moviles que van a salir esa temporada, y concluyendo en refrescos, cereales y consolas que se incorporan al metraje como una presencia subliminal y se convierten en una publicidad descarada y patosa que roba protagonismo a actores y escenas chupando más cámara que la neumática de turno.
No hablaré de las escenas de sexo sin venir a cuento, con deslizamiento de cámara por anatomias curvosas, de famosillos de turno metidos a actores que afirman que van a empezar a dar clases de interpretación para hacerse un hueco en ese mundo. Es lógico, primero se conduce y luego se aprende como se hace correctamente, mientras, los espectadores-peatones han de sufrir los atropellos de esta gente-gentecilla-gentuza.
Que alguien vuelva a prestar atención a las caidas de ojos y al poder de una interpretación y se olvide por una vez de tanta tonteria y todos saldremos ganando.
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