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UN PEZ ENREDADO

Paquetes de 60 segundos

Hoy ha sido un día diferente a todos los que he ido apilando a lo largo de mi vida. Cuando te levantas, miras por la ventana y ves que todavia no ha amanecido, puedes pensar dos cosas: que va a ser un día más, monótono, regular, un diente más en la rueda de la rutina, o que tienes por delante veinticuatro horas para vivirlas lo más conscientemente posible. No sé que japones decía que lo importante no eran los días, ni siquiera las horas, que lo que realmente había que controlar eran los minutos, que eran agua entre los dedos, que había que cerrar mucho los puños para evitar que se escaparan. Hoy he apretado los puños, he trabajado en el día todo lo que he podido, persiguiendo esos conjuntos de sesenta segundos como si fueran animales rabiosos a los que tuviera que dar caza en la selva diaria...los he trampeado, los he acosado, acorralado y asaltado, los he cercado apretandolos con el dedo contra la caja del reloj, (sí, ese reloj de acero mate que hice que grabaran con la frase omnes vulnerant postum necat a euro la palabra) he intentado que fueran mis prisioneros, someterlos a mi voluntad, convertirme en el maestro del tiempo... y de nada ha servido.
Hoy he descubierto que soy un esclavo de la rutina, que soy un  hombre atrapado por la maquinaria de la costumbre, y lo peor es que sé la respuesta...tengo miedo, miedo a salir de esa máquina y perder la comodidad. Es tan fácil poner un pie en la huella que ya has marcado, que hollar nuevos caminos es un esfuerzo de titanes. Mañana despertaré, apagare el reloj, ire a trabajar, ocho horas despues volvere a casa y mi tiempo se licuará entre mis manos sin que pueda y quiera hacer nada para evitarlo.

 

 

 

1 comentario

pecesita -

A mi a veces me son suficiente solo algunos minutos para salir de esa rituna que tan bien conocemos todos.A veces solo bastan algunos segundos de gloria para salir a flote y seguir soñando. Muy bueno luca